3 consejos de tu mamá que te harán mejor emprendedor

Hablamos de ese ser que tanto queremos y de sus frases que muchas veces tanto odiamos. Hay ocasiones que solo hacemos caso a lo que dicen solo porque son “mamá”. Inclusive sin poner a juicio si tienen razón o no. Esa discusión no la tendrémos, de lo que sí hablaremos es de lo que nos puede ayudar a ser un buen emprendedor con base a lo que nos enseñaron.

1. Tiende tu cama.
   Dos puntos que sacar acá: hábitos y pequeños detalles. Si quieres cambiar el mundo, comienza por tender tu cama. Si tiendes tu cama al despertar, habrás cumplido con tu primera tarea. Tendrás una sensación de orgullo y te alentará a cumplir un objetivo más, después otro y otro. Esa pequeña labor se convertirá en muchas metas cumplidas. Los pequeños detalles son importantes. Los gramos en algún momento se convertirán en toneladas. Todo esto bien enfocado, correcta dirección y suficiente constancia. Para este punto te recomendamos los libros: “Una Sola Cosa” y “Tiende tu cama”.
   
2. Aquí no es restaurante
   Querido, querida, no estás para complacer a nadie. Tu existencia no está para complacer a nadie. Tu existencia no está para llenar el vacío de alguien. Tu existencia no necesita un checklist. Así que lo que hay de comer es lo que hay de comer. Lo que tienes para dar es lo que tienes para dar. A veces aplicamos “el cliente siempre tiene la razón de forma incorrecta. Tu producto no esta para complacer a todos, sino para complacer a algunos. Sé cuidadoso al jugar bien con la línea entre quién es tu cliente objetivo y quién no, para que sepas a quién complacer y a quién no.
   
3. ¿Por qué? ¡Porque soy tu madre!
   Postura. Ni en la escuela ni en los seminarios nos enseñan a tener postura (o en su mayoría no). Y este concepto no refiere a pararse derechito, sino, a tener tus convicciones firmes. Tener un juicio propio. Tener un punto y mantenerse fuerte en esa posición.
   
4. Última de regalo. La chancla. Aunque esta no es una frase, es un símbolo. Tu marca personal, tu negocio debe de lograr un punto en particular. La chancla es un símbolo que lo vemos y nos da risa. Al pensar en un “chanclazo” pensamos en “mamá”. Ten ese diferenciador. Vive tu vida para hacer un punto.

De todo se aprende, incluso aquello que no tiene intención de enseñar.

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